Mitómanos: cómo identificarlos y tratar con ellos

Todo lo que debes saber sobre los mitómanos, cómo descubrirlos y ayudarlos.

Revisado por Lic. Jacqueline Sabaj, Psicóloga
Jacqueline Sabaj, Psicóloga

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Jacqueline Sabaj, Psicóloga

Jacqueline Sabaj es Licenciada en Psicología especializada en psicoterapia con orientación cognitivo-conductual.


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Estudiante avanzado de psicología. Apasionado del enfoque psicoanalítico.

Decimos un promedio de 1.65 mentiras por día. La mayoría son mentiras piadosas para evitar fricciones o situaciones incómodas. Sin embargo, algunas personas parecen llevarlas al extremo. Mienten de manera compulsiva, sin motivo aparente. Quizás hayas oído usar el término “mitómano” para referirse a ellas.

Un mitómano, o mentiroso compulsivo, es una persona que miente de forma patológica sin un beneficio claro. Sus mentiras suelen ser relatos complejos donde él es el protagonista, generalmente en el papel de víctima o héroe.

Para quienes estén cerca de estas personas las mentiras resultan evidentes. Pese a que se confronte al sujeto con la verdad, es común que se niegue a reconocerlas. Es importante resaltar esto último ya que esta característica define la patología. El carácter irracional que impone a los sujetos defender sus mentiras sin importar las circunstancias es una de las razones por las que estas son consideradas patológicas. En estos casos la mentira es el fin en sí mismo.

El DSM V (tratado de psiquiatría americano) no incluye a la mitomanía como una patología. Sí incluye a la mentira compulsiva como síntoma de diversas patologías que analizaremos más adelante. Es importante saber diferenciar esta patología de otras ya que, pese a comportarse de forma similar, es un cuadro distinto.

Características de un mitómano

Según estudios[1][2], las mentiras que dice un mitómano se caracterizan porque:

  • No tienen un beneficio tangible para él. A diferencia de otras mentiras, estas no tienen un beneficio claro en la realidad. Por ejemplo, sus mentiras no tratan de esconder una infidelidad o engañar al otro para hacer algo que no quieran.
  • Son dramáticas, complicadas y fantásticas. Suelen estar basadas en algún hecho real. Muchas veces las mentiras compulsivas tienden a generar una pintura exagerada de la realidad, sea con dolencias, accidentes, grandes éxitos o aventuras alocadas.
  • Lo retratan a él como héroe o víctima. Por lo general buscan aceptación, admiración o empatía de forma inconsciente. Pesé a que las mentiras compulsivas no buscan un beneficio directo, sí buscan una respuesta emocional del otro. Por lo general buscan aceptación y reconocimiento, pero también es común que quieran dar pena para obtener atención.
  • Se diferencian del delirio en que la persona es consciente de que está mintiendo. Al confrontar a la persona con hechos, esta puede reconocer la falsedad de su historia. Sin embargo, el carácter compulsivo del desorden implica que es difícil para el mitómano aceptarlo o detenerse.

Ejemplos de mitomanía

Algunos ejemplos de mentiras que puede decir un mitómano son:

  • Condiciones o lesiones médicas. Uno de los ejemplos más comunes de mentiras compulsivas son las que incluyen una enfermedad o lesión que pone en riesgo la vida del sujeto.
  • Muertes. En casos extremos, los mitómanos pueden mentir sobre la muerte de sus seres queridos.
  • Crisis financiera. Perdida de trabajos, robos, u otros tipos de perjuicio.
  • Logros laborales, académicos o atléticos. Los mentirosos compulsivos comúnmente alardean sobre promociones en sus trabajos, exámenes aprobados o medallas que nunca existieron. Este tipo de mentira trata de enaltecer su imagen y pintar su “yo ideal”.

Un ejemplo real[4] ocurrió en 2001 cuando se destituyó de su cargo al juez Patrick Couwenberg debido a una serie de fantásticas y complicadas mentiras que tergiversan la realidad. Patrick mentía a colegas, instituciones y a los medios bajo juramento que había participado en varias operaciones de la CIA en Asía y África así como que contaba con un título de psicología. Ambos datos falsos.

Martillo de juez

El dilema sobre el grado de responsabilidad de estos sujetos es aún un tema controversial que sigue debatiéndose en el ambiente psiquiátrico, neurológico y psicológico.

Cómo identificar a un mitómano

Pese a que nuevos estudios[3] sugieren que la mitomanía puede tener efectos orgánicos en el cerebro, no hay aún ninguna forma de distinguir una mentira compulsiva de una mentira normal. No obstante, existen algunas señales para ayudarnos a detectar mentiras.

Si convivimos con un mitómano, sea en un ambiente laboral, social, familiar o romántico, notaremos tarde o temprano que lo que cuenta no siempre es verdad. La mejor forma de identificar a un mitómano es prestando atención a los síntomas:

  • La persona tiende a enaltecerse con historias alocadas que incluyen aventuras o logros importantes sin ninguna prueba empírica. Para identificarlo busca pruebas físicas de las historias de la persona como títulos, comprobantes, fotografías.
  • Si la persona habla de dolencias o enfermedades, exige algún comprobante médico y espera a escuchar su respuesta.
  • Cuestiona a su familia y amigos para saber si ellos pasaron por lo mismo que tú y si son consientes de esta situación.

Diferencias con otros trastornos

Las mentiras compulsivas actúan como sueños diurnos que los mitómanos no pueden evitar compartir con aquellos que los rodean. Sin embargo, también existen otros trastornos y patologías que comparten el síntoma de la mentira compulsiva. Para identificar si una persona es un mitómano debemos saber diferenciarlas.

Algunos ejemplos de trastornos comúnmente confundidos por mitomanía son:

  • Personalidades narcisistas. Es común confundir a los mitómanos con narcisistas. Se suele usar el término “mitómano narcisista” dado el carácter grandioso y exagerado de sus mentiras. Estas tienen el propósito directo de mejorar su imagen ante los demás.
  • Síndrome de personalidad limítrofe (Borderline). Las personalidades límites tienen una falta de sentido de identidad y visiones contradictorias sobre sí mismas lo que se presta para dar lugar a la mentira compulsiva. Aunque ambos diagnósticos puedan coexistir, esto no significa que todos los mitómanos tengan personalidades limítrofes.
  • Confabulación. Ocurre en cuadros de amnesia donde el sujeto llena los espacios vacíos en su memoria con “recuerdos falsos”. No constituye una mentira compulsiva porque no se hace de manera consciente.
  • Personalidad antisocial. Las personalidades antisociales, como por ejemplo los sociópatas, tienden a ser deshonestos. A diferencia de los mitómanos, éstos lo hacen para obtener un beneficio propio o lastimar al otro.
  • Delirio o psicosis. Las personas que sufren de un cuadro que incluye ideas delirantes como la esquizofrenia, frecuentemente narraran historias delirantes sin ninguna relación con la realidad. A diferencia de los mitómanos, una persona delirante no podrá distinguir sus delirios de la vida real. Los experimentarán como experiencias verídicas.

Cómo tratar a un mitómano

No existe aún un tratamiento estandarizado para la mitomanía porque la psicología no la considera como un cuadro patológico formal. La mentira compulsiva se presenta en varios cuadros diferentes y tiende a remitir una vez que la patología base se trata. Como vimos, la mitomanía cuenta con sus propias características únicas y por lo tanto merece un trato particular.

Reconocer la mentira como cuál es posible dentro de la mitomanía y es la base de una comunicación efectiva con la persona. Debemos intentar que la persona reconozca sus mentiras para romper el patrón de conducta y así tratarla de forma honesta. Este proceso no será fácil y puede tomar tiempo. Una vez que la persona sea consiente de sufrir de mitomanía, se abre la posibilidad de una consulta psiquiátrica para iniciar un tratamiento y buscar formas de convivencia y mejoría.

¿Cómo puedo ayudar a una persona con mitomanía?

Si crees que un ser querido sufre de mitomanía y buscas ayudarlo, es importante tener en cuenta tres aspectos: la empatía, la paciencia y el aprendizaje.

  • Empatía. Entender a la otra persona y comprender que el aspecto patológico de su condición implica que esta no pueda parar de mentir. No quiere decir que sea deshonesta para perjudicarnos y no lo hacen con malas intenciones.
  • Paciencia. Notar mejoría y entablar relaciones más sanas en estos casos puede llevar tiempo e implica un trabajo arduo para ambas partes. Mantener una relación en la que las mentiras son constantes puede ser desgastante por lo que debes recordar que la paciencia es clave.
  • Aprendizaje. Pese a que aún no hay un tratamiento establecido, el campo de estudio sobre la mitomanía crece día a día. Procura mantenerte al tanto sobre nuevos descubrimientos y tratamientos al respecto.

Investigaciones y descubrimientos

La mitomanía sigue siendo tema de debate en la psiquiatría moderna. Algunos resultados notables son:

  • En un estudio[1], el 40% de personas con mitomanía tenía algún tipo de disfunción neurológica, sugiriendo que esta puede ser ocasionada por lesiones cerebrales.
  • Pese a que aún no existe un tratamiento oficial para la mitomanía, los dos más populares en el día de hoy son la confrontación de la mentira e ignorar al sujeto.
  • Las mentiras siempre están construidas sobre una base de realidad. Es decir que no son completamente fantásticas.
  • Los mitómanos son conscientes de que están mintiendo y pueden admitirlo pese a que suele ser difícil lograrlo.

Conclusión

Un mitómano se define como una persona que miente de forma compulsiva, siendo la mentira un fin en sí mismo. Las temáticas de sus historias suelen tergiversar la realidad para dar pena o enaltecerse ante otros.

Su causa es aún desconocida. No se sabe si este cuadro nace de forma orgánica o se debe a un proceso psicológico. Lo que sí es seguro es que estas personas mienten de manera involuntaria y tienen poco control sobre lo que dicen.

Pese a que la mitomanía no es reconocida como una patología por sí misma, sus características son claras y distintas a otras que comparten el síntoma de la mentira compulsiva. Es importante tener en cuenta que estas personas no mienten de forma voluntaria y que existen tratamientos profesionales para ayudarlas.

Dado que su estudió es relativamente reciente, no hay aún técnicas específicas para descubrir a un mitómano. Se recomienda buscar pruebas empíricas y hablar con el entorno de la persona.

4 Fuentes

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Fuentes

  1. B. H. King, C. V. Ford. Pseudologia fantastica. Acta Psychiatr Scand. 1988. 77(1):1-6. doi: 10.1111/j.1600-0447.1988.tb05068.x.
  2. Robyn Thom, Polina Teslyar, and Rohn Friedman. Pseudologia Fantastica in the Emergency Department: A Case Report and Review of the Literature. Case Rep Psychiatry. 2017. doi: 10.1155/2017/8961256.
  3. Don Grubin, MD. Commentary: Getting at the Truth about Pathological Lying. J Am Acad Psychiatry Law 33:350 –3. 2005.
  4. Charles C. Dike, MD, MRCPsych, MPH, Madelon Baranoski, PhD, and Ezra E. H. Griffith, MD. Pathological Lying Revisited. J Am Acad Psychiatry Law 33:342–9. 2005.

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Bruno Casanova es estudiante avanzado de Psicología en la Universidad de Psicología del Uruguay. Le interesa principalmente el enfoque psicoanalítico de la Psicología. Es un apasionado del cine y tiene experiencia como asistente de producción en películas.

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