Hablar en tercera persona de uno mismo: ¿Qué significa?

Desciframos qué significa hablar sobre uno mismo en tercera persona según la psicología.

Revisado por Lic. Jacqueline Sabaj, Psicóloga
Jacqueline Sabaj, Psicóloga

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Jacqueline Sabaj, Psicóloga

Jacqueline Sabaj es Licenciada en Psicología especializada en psicoterapia con orientación cognitivo-conductual.


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Persona mirándose en un espejo roto

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Psicóloga y comunicadora, especializada en terapia cognitivo-conductual.

Recientemente estaba escuchando un discurso de un reconocido presidente que constantemente hablaba en tercera persona. Yo misma también me he encontrado más de una vez refiriéndome a mí misma de esta manera. Esto me hizo reflexionar e investigar qué significa hablar de uno mismo en tercera persona.

Hablar en tercera persona de uno mismo significa alejarnos de la emoción que provoca la conversación que estamos manteniendo. Es un recurso lingüístico que puede ser intencional o inconsciente. Se denomina Ileísmo y proviene del Latín. Se traduce como “él, eso”. 

Un estudio en Neurociencia sugiere que hablar en tercera persona de uno mismo resulta bueno para la psiquis. Sin embargo, tradicionalmente significaba que se podía padecer de un Trastorno Disociativo de Personalidad. Te invito a descubrir cuáles son las diferencias entre ambas situaciones.

Ejemplos de hablar en tercera persona

Hablar de uno mismo en tercera persona se define cómo referirse a sí mismo utilizando los pronombres él, ella, ellos y ellas, en sustitución de los pronombres de primera persona yo y nosotros.

Quizás tú también viste al presidente de Estados Unidos hacerlo varias veces. En agosto de 2018 dijo que “China tiene un respeto total por Donald Trump”. 

También es habitual que hablen en tercera persona celebridades o deportistas. En un documental sobre Cristiano Ronaldo, el futbolista portugués habla de su selección: “se sentiría mucho más cómodo si tuviéramos dos o tres Cristianos Ronaldos”. Qué ego, ¿No?

¿Qué busca alguien cuando habla de sí mismo en tercera persona? 

Lo que busca puede ser algo muy sencillo o muy sofisticado. Muy pueril o muy peligroso. Los objetivos van desde una demostración de humildad, búsqueda de reconocimiento, autoafirmación, autocontrol, ocultar algo o hasta, sencillamente, mentir. Veamos algunos ejemplos:

Según el Psiquiatra Rodolfo Kepfer, en política el objetivo de utilizar este recurso es no comprometerse con lo que dice. En lugar de aceptar una mentira la aleja de él mismo. Esto ocurre porque les facilita ocultar asuntos.

Según Luis Pedro Villagrán Ruiz, profesor de Semiótica en varias universidades, la persona está asignándose cualidades, virtudes o defectos en las que no cree.

“Muchas personas lo usan como un recurso evasivo. Intentan esconderse detrás de un personaje que crearon de sí mismos”

En la Ciencia Ficción los robots, las computadoras y otras formas de vida artificial se refieren a sí mismos en tercera persona: “Esta unidad está funcionando mal” o “Número cinco está vivo”.

Para reducir el sentido de individualidad y hacer que la idea del grupo sea más importante que el yo, en el Cuerpo de Marines de los EEUU también se refieren a sí mismos en tercera persona, como “el recluta”.

Otro caso podría remontarse a las antiguas monarquías y sociedades feudales. Se trata de actos de humildad: “Servidora le trae la cena”. Aplica igual en la esclavitud: “Este esclavo necesita ser castigado”.

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Hablar de uno mismo en tercera persona. ¿Es malo?

En la mayoría de los casos, hablar en tercera persona de uno mismo no tiene nada de malo. Es normal y no necesariamente es síntoma de un trastorno mental.

Existen trastornos, como el Trastorno de Disociación, que presentan este comportamiento como parte de los síntomas. Aunque te asombre debo decirte que una gran mayoría hablamos en tercera persona de nosotros mismos en varias oportunidades, y no se trata de un Trastorno de Disociación.

Por ejemplo, para darnos fuerzas: “¡Vamos, Adriana, que tú puedes!”. Yo soy Adriana. O “Bien, Adriana, que bueno te quedó este artículo”. También ocurre al mirarnos al espejo.

Persona hablando de si misma

De hecho, no solo es normal sino que puede ser beneficioso para la salud mental. Algunos estudios recientes demuestran que el hablar en tercera persona desvincula la emoción (por ejemplo negativa) de la experiencia del relato. Según estos resultados el pensamiento conecta con la emoción y su bioquímica. Al alejarnos de esas emociones negativas bajan los niveles de Cortisol. Esto reduce el estrés, nos vuelve espectadores externos de todas las situaciones.

Tomamos distancia y vemos con mayor claridad. Al quitarle el peso emocional aligeramos nuestra carga y estamos en mejores condiciones de resolver distintas situaciones. Podemos alentarnos a nosotros mismos. Nos tratamos más cordialmente.

Distanciarnos nos ayuda a tener una mejor perspectiva. Esta manera de vivir, más tranquila, nos ayuda a generar una mejor percepción de nosotros mismos. Esto trae como consecuencia la generación de los bioquímicos adecuados en nuestro cerebro para sentirnos bien.

En niños

No te alarmes, pero el asunto puede cambiar cuando hablamos de los niños. Depende de la edad. Todos hemos observado que los niños pequeños, cuando comienzan a hablar, se refieren a sí mismos en tercera persona. Mi pequeña decía: “Valentina quiere chocolate”, “Valentina tiene sueño”, etc. Esta situación se mantiene hasta los 2 y 3 años aproximadamente. Es natural. Es parte del proceso de búsqueda de su propia identidad.

Los problemas comienzan a presentarse si esta práctica se extiende en el tiempo. Aquí debemos comenzar a alertarnos. Tenemos que observar qué otros tipos de conductas manifiestan nuestros niños. Si juegan con sus amiguitos o si se retraen y prefieren estar solos. Si les molestan que los abracen o simplemente que los toquen.

En estos casos te recomiendo que consultes al médico. Puede ser una señal de un trastorno neurológico o del habla. Este es un tema muy extenso y delicado que nos llevaría otro artículo completo desarrollarlo. Si necesitas ampliar en este punto, te recomiendo este recurso.

Trastorno de identidad disociativo

Primero debemos saber qué es un Trastorno de Personalidad. Se trata de un grupo de emociones, pensamientos y conductas, prolongado en el tiempo, que no encaja en la sociedad.

El Trastorno Disociativo de la Identidad es complejo. Se presenta como una subdivisión de la personalidad. Todos hemos escuchado hablar de Doble Personalidad o de Personalidades Múltiples.

Ocurre cuando la persona necesita “separarse” de algún hecho muy violento o agresivo que le ocurrió, seguramente, durante la infancia. Entonces lo borra de su memoria y comienza a construir otra personalidad a la que no le ocurrió nada malo.

Presenta síntomas variados: estados de ánimo alterados, ansiedad, depresión y amnesias, entre otros. Las amnesias aparecen cuando una personalidad no vivió lo mismo que la o las otras, entonces no lo recuerda. 

Pueden aparecer comportamientos agresivos e ideas de suicidio.

Es menos frecuente a partir de los 40 años y se da, mayoritariamente, en mujeres.

No debemos confundir este Trastorno de Disociación con hablar sobre sí mismo en tercera persona. Diagnosticar un Trastorno de Identidad Disociativo es muy difícil. Puede llevar años llegar a él. Las amnesias provocan lagunas mentales que lo hacen más complejo.

Las posibles terapias psicológicas, psiquiátricas y farmacológicas varían según el paciente. Si te interesa ampliar sobre este tema te recomiendo este recurso.

Famosos que hablan en tercera persona

  • Zlatan Ibrahimovic. El futbolista sueco Zlatan Ibrahimovic es conocido por su desempeño dentro del campo de juego pero también se le conoce por declaraciones en las que alaba su propia figura. El domingo 15 de setiembre de 2019 anotó 3 goles en la goleada de Los Ángeles Galaxy. Cuando un periodista le preguntó cómo hacer para convertir tanto, él entregó su receta: “Es fácil. Hay que ser como Zlatan”
  • Cristina Fernández de Kirchner. En el 2013, la Presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, publicó en Twitter una foto y escribió los nombres que quienes estaban “con CFK en la reunión de ayer”.
  • Salvador Dalí. Más lejano en el tiempo, el artista español utilizó muchas veces ese recurso.

“Que se hable de Dalí, aunque sea para bien”.

Salvador Dalí

Conclusión

Estudios sugieren que hablar de uno mismo en tercera persona es bueno. Ya sea diciéndolo en silencio, hacia adentro, o expresándose en voz alta. No debemos tener temor. Todos lo hacemos y nos da buenos resultados. Nos hace sentir mejor. Sólo debes observar que te sientas bien al hacerlo.

Siguiente lectura: El significado de hablar solo — Cuándo es preocupante

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Fuentes

  1. Third-person self-talk facilitates emotion regulation without engaging cognitive control: Converging evidence from ERP and fMRI. Universidad Estatal de Michigan. 2017.

Por

Psicóloga

Adriana Rivas es Licenciada en Psicología y cuenta con más de treinta años de experiencia en psicología y comunicación. Como psicóloga graduada en 1981, se formó en distintas corrientes y se especializó en el área cognitivo conductual. Realiza terapias cortas y efectivas aplicadas a las distintas problemáticas. Se ha dedicado al periodismo tanto en radio como en televisión.

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